El “Río de Colores”, como se conoce a Caño Cristales porque sus aguas toman las tonalidades de diferentes algas, está en una reserva natural en el departamento central del Meta, donde la exguerrilla de las FARC tuvo por décadas una fuerte presencia.
“Aquí estuve yo en plena guerra. Y estuve observando la belleza que teníamos y a donde ningún colombiano podía venir o se atrevía a venir, porque esto era controlado ciento por ciento por las FARC”, expresó Santos en la reserva natural, donde puso la primera estaca de un sendero ecológico con ocasión del día mundial del turismo.
El gobierno colombiano aspira a que el histórico acuerdo de paz que selló en noviembre con las FARC, ya desarmadas y convertidas en un partido político, permita activar la llamada industria sin chimeneas en regiones remotas. “Ahorita ya se propagó más el turismo y está en paz todo prácticamente”, dijo a la AFP Epaminondas Bernal, un vendedor de unos 50 años en la tienda de paso obligado de la zona.
“Yo quiero que vengan más turistas”, agregó su madre, María Ester Martínez, una señora de 84 años que hace 40 vive en la región.
La segunda mitad del año es la mejor época para percibir la tonalidad de las aguas que han hecho famoso a Caño Cristales, donde los visitantes se han multiplicado en los últimos años. Desde el 2012 hasta el 2016 pasaron de 3.847 a 15.907 en La Macarena, según cifras oficiales.
Para Héctor Lizcano, un empleado de la entidad de Parques Nacionales de 25 años, ahora “se siente paz, tranquilidad y armonía” Colombia ha sufrido más de medio siglo de cruentos enfrentamientos entre guerrillas, paramilitares y agentes estatales, con un saldo de al menos 7,5 millones de víctimas, entre muertos, desparecidos y desplazados
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